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miércoles, 27 de abril de 2011

¿Por qué no?

Una de mis tantas excusas de mi forma de ser se basa en la idea de que: toda conducta es aprendida. El amor a esta frase radica en que explica perfectamente la premisa de que nuestro comportamiento está en función de quien este alrededor de nosotros para excitar actitudes y pensamientos. Se dice que: creemos las cosas porque hemos sido condicionadas a creerlas.

En ambas frases, destaca la presencia de un ente físico para mostrarme cómo debo actuar ante ciertas circunstancias: mi forma de actuar se basa mucho en acciones de personas cercanas a mí, pero necesariamente deben ser personas definidas en mi realidad y no en mi fantasía.

El día de hoy llegue a formar un tornado de una pequeña brisa, vi un tigre feroz cuando era un tierno minino, todo se derivo a mis complejos existenciales: inseguridad, torpeza, pena, vergüenza y antisocialismo. Quizás nunca he tenido una figura que conviva conmigo diariamente y que emane con naturalidad los antonimos de esos defectos: suelo esperar un ser físico para estimular carencias de comportamientos humanos.

¿Y sí mi mente creara a ese ser físico? ¿Si no tuviera que ver físicamente a los entes? ¿Sí tan sólo jugara con mi mente? ¿Por qué no?: el fin justifica los medios, ¿no es así?... Si engañando a mi cerebro adquiero lo que más me hace falta para ser pleno, ¿Por qué no engañarlo? ¿Por qué no darse la oportunidad de ver la fantasía disfrazada de realidad?... ¿Por qué no?

La fantasía disfrazada de realidad

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